jueves, 24 de septiembre de 2015

Literature

          No se como explicar lo que siento cuando escribo. Cuando la tinta plasma en el papel mi alma en verso. Cuando las palabras se unen para formar la prosa que fluye de mis dedos.
          No sé si lo que escribo es bueno o malo, si es digno de llamarse arte o es simple basura o si de verdad llegaré a dedicarme a esto, que es lo que más ansío. No lo sé. Lo único que sé es que me encanta escribir. El resto me sobra aunque he de reconocer que me hace infinitamente feliz que a alguien le guste lo que hago.
          Cuando empiezo a escribir, miles de mariposas revolotean en mi estómago como si esa primera palabra que inicia cualquiera de mis frases se pudiera parecer en algo a un beso, de esos que te ponen nervioso y hacen que te derritas lento.
          La literatura tiene eso que marca los romances trágicos. Es perfecta pero te mata poco a poco. Quien ama la literatura debe saber que su amor nunca será recíproco. Quieras o no quieras, con cada palabra, un pedacito de tu alma queda preso en ese texto, que lleva más de ti que tu mismo. La literatura es egoísta, no ama a nadie y es difícil, pero creo que haberla encontrado a sido uno de mis grandes logros, pues la alegría que te da hacer lo que amas no tiene precio. Pasará un tiempo hasta que alguien llegue a ver tu pequeña obra. Habrá obstáculos y por supuesto no a  todo el mundo le gustará lo que haces pero deberías darte por satisfecho si al final de tus días a una persona le parece brillante.
          Ojalá llegue el día en que pueda vivir sólo de la literatura. Sé que suena utópico pero sería bonito, ¿no?

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