miércoles, 25 de noviembre de 2015

El beso

           Rozó levemente su piel y algo dentro de ella se estremeció. Se quedó helada. Apartó la mirada hacia el suelo. Pasaron unos segundos hasta que él levantó su barbilla con un dedo. Ella lloraba. Él escrutó su mirada y ella, avergonzada, volvió a apartarla. Ninguno de los dos entendía muy bien que estaba pasando. Él volvió a levantar su cara con dulzura y atrapó entre sus dedos una lágrima, sin apenas tocar su mejilla. Colocó un mechón de pelo tras su oreja. Se acercó lentamente y la besó. La besó como nadie hasta ahora la había besado. De repente, ella noto una punzada de dolor en el corazón. Algo no iba bien. Notaba quebrarse rápidamente. Se apartó de él bruscamente y se llevó la mano al pecho. Le faltaba el aire. Se apoyó en la pared y cerró los ojos. Se sintió patética. Al abrirlos de nuevo él seguía allí, con expresión temerosa en el rostro. "Lo siento" susurró ella. No era capaz de mirarle a los ojos. Él volvió a coger su cara entre las manos. "Tranquila, amar duele cuando en el pasado el amor te hizo daño" le respondió él. Acarició su mejilla y ella besó su mano, agradeciendo el calor y la dulzura como si se los hubieran arrancado antes de que él la tocara. Entonces fue ella quien se armó de valor y rozó sus labios. Porque amar, pensó, duele, pero duele más no amar por miedo a morir de dolor, al recordar con cada beso que otro dañó su corazón.