sábado, 26 de diciembre de 2015

La habitación de hotel

La habitación de hotel:
            Miro como la lluvia empapa las calles. El viento silba. Estoy en aquel hotel, donde tú me hablaste de amor verdadero, con la melancolía clavada en el pecho. Qué irónico. Yo, que juré amarte hasta hacer temblar los muros de Jericó. Yo, que prometí darte el azul de cielo y el rojo de todas las puestas de sol. Yo soy la que ahora está en la calle, mojada, esperando a que vuelvas, como nunca prometiste hacer.         

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O quarto de hotel:
Eu olho como a chuva embeba as ruas. O vento assobia. Estou naquele hotel, onde você  estava a falar-me de verdadeiro amor, com a melancolía cravada no meu peito. Que ironia. Eu, que jurei amar-te até fazer tremer as muralhas de Jericó. Eu, que prometi te dar o azul do céu e o vermelho de todos os pores do sol. Eu sou aquela que agora está na rua, molhada,esperando a que você retorne, como nunca prometeu fazer.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El beso

           Rozó levemente su piel y algo dentro de ella se estremeció. Se quedó helada. Apartó la mirada hacia el suelo. Pasaron unos segundos hasta que él levantó su barbilla con un dedo. Ella lloraba. Él escrutó su mirada y ella, avergonzada, volvió a apartarla. Ninguno de los dos entendía muy bien que estaba pasando. Él volvió a levantar su cara con dulzura y atrapó entre sus dedos una lágrima, sin apenas tocar su mejilla. Colocó un mechón de pelo tras su oreja. Se acercó lentamente y la besó. La besó como nadie hasta ahora la había besado. De repente, ella noto una punzada de dolor en el corazón. Algo no iba bien. Notaba quebrarse rápidamente. Se apartó de él bruscamente y se llevó la mano al pecho. Le faltaba el aire. Se apoyó en la pared y cerró los ojos. Se sintió patética. Al abrirlos de nuevo él seguía allí, con expresión temerosa en el rostro. "Lo siento" susurró ella. No era capaz de mirarle a los ojos. Él volvió a coger su cara entre las manos. "Tranquila, amar duele cuando en el pasado el amor te hizo daño" le respondió él. Acarició su mejilla y ella besó su mano, agradeciendo el calor y la dulzura como si se los hubieran arrancado antes de que él la tocara. Entonces fue ella quien se armó de valor y rozó sus labios. Porque amar, pensó, duele, pero duele más no amar por miedo a morir de dolor, al recordar con cada beso que otro dañó su corazón.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Lágrimas en la ventana.

          La chica de ojos tristes se queda de pie, frente a la ventana. Mira como llueve. Aún habiendo calefacción, el frío húmedo se cuela en su cuerpo. Un escalofrío la recorre. Toca el cristal siguiendo con el dedo el recorrido de una gota de agua. El mismo recorrido que una lágrima recorre en su mejilla. La lágrima se cuela por la comisura de sus labios. Aparta la mano del cristal y se frota los brazos, queriendo quitarse el frío de encima. Seca su cara y cierra los ojos. Otra lágrima se escapa suicida. Mira al cielo, tan gris, que daña a la vista. Una melancolía absoluta carcome su pecho y siente quebrarse. Su garganta sangra cuando calla un sollozo. Se pone las manos en la boca y aprieta fuerte. No puede llorar más, no se lo permite. Intenta relajarse. Controla su respiración lo mejor que puede y el dolor mitiga. Seca sus lágrimas y toma aire. Sale a la calle y camina cabizbaja mientras la lluvia empapa su ropa, su pelo y su alma.

lunes, 26 de octubre de 2015

Creatividad masoquista y ponzoñosa

          No quiero que mi blog se convierta en una depresión constante. Sé que la tristeza es buena musa y que en este momento en el que no me la despego de los párpados, tengo momentos de creatividad masoquista y ponzoñosa, pero aunque mi alma sangre no sé como hacer para escribir nada decente. Escribo lo que siento, es simple. ¿Pero cómo escribir algo que no siento? ¿Cómo hablar de alegría, de amor, de risas o de sueños cuando ahora mismo son inexistentes? Inexistentes porque no puedo dejar este dolor atrás, porque no puedo dejar de pensarte, de recordarte cuando paso por cualquier parque, veo cualquier pareja... incluso te huelo cuando alguien fuma. Sólo quiero que si te vas de mi vida te vayas también de mi mente, porque pensarte se hace insufrible, porque seguir queriéndote es un sin sentido y no quiero, no quiero quererte mas. Aunque me duela, aunque me mate, aunque me muera, vete. Se feliz en otras bocas, yo intentaré serlo sin la tuya. En cuanto consiga que mi mente no esté de tu parte,cuando consiga no cerrar los ojos y ver tu cara, seré feliz, eso que nunca te hice ser. No quiero volver a verte. No quiero mentir, ni siquiera escribiendo. Esto es una puta mierda.
          Creo que volveré a mis historietas, esas en la que no todo es posible, pero si real. Al menos así plasmaré todo esto de manera indirecta y, puede, que hasta más bonita. 
          

domingo, 25 de octubre de 2015

No me mereces, no te merezco

           Envidio a los que encuentran el amor a la primera. A esos que no pasan por decepciones. A esos cuyo para siempre es realmente un para siempre.
          No puedo evitar que mi corazón se quiebre al pensarte. Y duele, duele mucho mas de lo que pretendes.
          Cuando me despierto sigo esperando ver un mensaje tuyo. Uno en el que me dices que me echas de menos, que todo fue un error. De verdad, sigo esperándolo cada mañana. Puede que aferrarme a que vuelvas sea otro tipo de masoquismo.
          Cuando se acabó nuestro para siempre; ese sin futuro, sin amor, sin cariño...mi alma estalló, incrustando cristales de realidad en mi cráneo.
          Creo que no terminamos de destruirnos, por eso, te dedico cada disparo en mi sien, cada agujero en mi pecho, cada vacío en mi ser. Sólo llevo una semana sin ti y se me ha hecho una eternidad. No se si aguantaré. Aunque ya me lo advirtieron, que lo que te cura duele, que lo que no madura muere... Y ya me lo advertiste, desde el primer día, que eras un capullo y yo no quise creerte y aun no lo creo.
          No se si podré volver a amar como te he amado a ti, tampoco creo que lo intente.  No me mereces y no te merezco. Sé lo que ha dado cada uno y sé que no has estado a la altura y que en parte es culpa mía. Aun así soy yo la que sufre.  Espero que la culpa la calme el castigo. Sé que mi amor  vale más, que me largo de aquí. Me iré a algún lugar oscuro donde nadie me ilusione con futuros de cristal brillante ni amores que no valen nada. Espero que en este punto solo puedan reprocharme aparente indiferencia. Así que en este tiempo en el que mi mundo se hunde, solo pienso en ti y en el dolor que eso me produce, a ver si por suerte este me mata y acaba con todo.

domingo, 18 de octubre de 2015

Enhorabuena, tu corazón ha muerto

          ¿Conoces ese momento exacto en el que tu corazón se quiebra, estallando en mil pedazos que se clavan, como cristales, en tu pecho, desgarrándote lentamente el alma, dejando sólo a su paso el más profundo de los vacíos? Ese vacío que te destruye desde dentro. Ése que concentra toda la pena en la boca del estómago, donde miles de mariposas suicidas te comen por dentro queriendo escapar de tu cárcel. Aquellas que en su día te dieron la vida en ilusiones, ahora vanas. Como si tú no quisieras huir con ellas. Huir de toda esta mierda. Huir del dolor...
          Ese momento exacto es lo más doloroso que vas a sentir en la vida y es así porque la onda abarca toda la magnitud posible. Te destruye por dentro y por fuera. Porque es el momento en el que te das cuenta de que algo falló, y que ese algo eres tú. Tú, que dejaste de ser importante, tú, que lo habías arriesgado todo, dejando atrás tantos miedos, contando cosas de ti misma que nadie mas sabía, confiando, perdonando, amando... En resumen: siendo gilipollas. Tú que ahora lloras, quizá te lo merezcas. Por amar sin ser amada, por arriesgar sin que arriesgasen, por abrir tu corazón y recibir frialdad. Por esperar pensando que era cuestión de tiempo, de confianza. Y darte cuenta de que con ese tiempo las cosas se enfriaron.
          Sí, definitivamente te lo mereces. Por ingenua, por creérte todo lo que te dicen, por confiar...
          Quien te llame exagerada es que no ha sentido lo mismo que tú. No ha sentido la decepción por no haber llegado a la altura, la frustración por, de repente, no ser digna de estar en su vida, porque te tiene afecto por los momentos pasados juntos, pero hacía tiempo que ya no te amaba. No han sentido el dolor. Si no te entienden, ten claro que es porque no han amado como tú lo has hecho. 
          Pero sí, te lo mereces. Por saber que había cosas que no eran como debían ser y aún así seguir peleando, aun a sabiendas de que la gente no cambia. Tú esperabas cariño de alguien que no es cariñoso, que no lo es por el mismo motivo por el que lloras tu hoy.
          Si de verdad conoces ese momento exacto... Enhorabuena, tu corazón ha muerto.
         

sábado, 17 de octubre de 2015

Octubre español-portugués

Eu olho através das janelas do meu quarto com certa melancolia. As nuvens viajam lentamente pelo céu e as minhas memórias viajam com elas. Imagens das férias passam pela minha mente. Foram momentos incríveis. Uma lágrima cai pela minha bochecha ao contemplar como as nuvens no céu escurecem-se e eu volto para a realidade,  sem verão. Leio a carta  onde você escreveu que, se o inverno vem eu sentirei os seus braços e, assim, não terei frio.
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Miro a través de las ventanas de mi habitación con cierta melancolía. Las nubes viajan lentamente por el cielo y mis recuerdos viajan con ellas. Imágenes de las vacaciones pasan por mi mente. Fueron momentos increíbles. Una lágrima cae por mi mejilla al contemplar cómo las nubes en el cielo se oscurecen y vuelvo a la realidad, ésa sin verano. Leo la carta donde escribiste que, se llega el invierno, sentiré tus brazos y , así, no tendré frío.

Allí donde los árboles cantan español-portugués


Eu não sei quantos dias nós caminhamos sem rumo. Seguimos a Holdar em sua fuga do palacio. Nenhum de nós tinhamos onde ir, ou nada a perder, assim que aquela missão suicida não era uma idéia tão ruim, porque, pelo menos, isso nos dava esperança. Algo aquela manhã dizia-me que estábamos perto de nosso destino. Eu sentía-lho no ar, na floresta… E ali estava. Holdar voltou-se e com lágrimas nos olhos, disse-nos: ali onde as árvores cantam.

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    No sé cuantos días caminamos sin rumbo. Seguimos a Holdar en su huida de palacio. Ninguno de nosotros teníamos donde ir ni nada que perder, así que aquella misión suicida no era tan mala idea, porque por lo menos, nos daba esperanza. Algo aquella mañana me decía que estábamos cerca de nuestro destino. Lo sentía en el aire, en el bosque... Y allí estaba. Holdar se giró y con lágrimas en los ojos nos dijo: allí donde los árboles cantan.

martes, 29 de septiembre de 2015

Agosto en 77 palabras


El último rayo de luz del mes de Agosto se esfumaba entre sus dedos al mismo ritmo, vertiginoso y febril, de aquel cigarrillo posado en sus labios. Aquellos en los que tan a gusto había estado posada yo.
            El otoño, siempre triste, llegaba a regañadientes sabiendo que no era deseado. “Haremos el verano algo más largo” me susurró mientras el disgusto al despedirnos quebraba sus ojos. Sonrió levemente y huyó con el humo de la última calada.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Literature

          No se como explicar lo que siento cuando escribo. Cuando la tinta plasma en el papel mi alma en verso. Cuando las palabras se unen para formar la prosa que fluye de mis dedos.
          No sé si lo que escribo es bueno o malo, si es digno de llamarse arte o es simple basura o si de verdad llegaré a dedicarme a esto, que es lo que más ansío. No lo sé. Lo único que sé es que me encanta escribir. El resto me sobra aunque he de reconocer que me hace infinitamente feliz que a alguien le guste lo que hago.
          Cuando empiezo a escribir, miles de mariposas revolotean en mi estómago como si esa primera palabra que inicia cualquiera de mis frases se pudiera parecer en algo a un beso, de esos que te ponen nervioso y hacen que te derritas lento.
          La literatura tiene eso que marca los romances trágicos. Es perfecta pero te mata poco a poco. Quien ama la literatura debe saber que su amor nunca será recíproco. Quieras o no quieras, con cada palabra, un pedacito de tu alma queda preso en ese texto, que lleva más de ti que tu mismo. La literatura es egoísta, no ama a nadie y es difícil, pero creo que haberla encontrado a sido uno de mis grandes logros, pues la alegría que te da hacer lo que amas no tiene precio. Pasará un tiempo hasta que alguien llegue a ver tu pequeña obra. Habrá obstáculos y por supuesto no a  todo el mundo le gustará lo que haces pero deberías darte por satisfecho si al final de tus días a una persona le parece brillante.
          Ojalá llegue el día en que pueda vivir sólo de la literatura. Sé que suena utópico pero sería bonito, ¿no?

lunes, 7 de septiembre de 2015

Este compendio de locura que lleva mi nombre

         La gente cree conocerme. Creen que por saber cuál es mi color favorito, el día de mi cumpleaños o qué estudio, ya saben todo de mi; que ya saben como soy. ¿Cómo van a conocerme si ni yo misma me conozco? ¿Cómo? Si lo que hoy me gusta mañana me aburre. ¿Cómo? Si en lo que hoy creo mañana se vuelve falacia y al día siguiente creencia de nuevo. ¿Cómo? Si ni yo misma confío en mí. Estoy en un continuo cambio.
          Hay días en los que no soporto que la gente actúe como si ya lo supiera todo de mí, como si no hubiera necesidad de escarbar más, de encontrar algo distinto que no parezca propio de mí pero que sea enteramente mío. Algo que llegue a sorprender. No se. A veces necesito saber que no soy como creen que soy. Otros días me gustaría que alguien llegase hasta el fondo de lo que soy por primera vez. Alguien que crea que vale la pena conocerme de verdad.
          No quiero que me pongan etiquetas. Me niego a dejar que me coman la  cabeza, haciéndome creer que todo lo que piensan de mí es de verdad lo que soy; que lo que ven desde fuera y es tan notorio sea lo único que hay. No quiero que pongan nombres a mis actos o a mis pensamientos. No deseo ser la chica tímida, enferma, débil y cobarde que todos ven. No digo que no sea todo eso, pero sé que no es lo único que hay en este compendio de locura que lleva mi nombre.
          No me conozco y no creo que llegue a conocerme. Tengo una historia que intento desesperadamente cambiar. Tengo sufrimientos a los que no me quiero aferrar. Huyo del dolor, como la mayoría, intentando salir a flote. Estoy confusa. ¿Qué hay que hacer cuando el vacío de tu pecho es tan grande que te impide respirar? ¿Qué se hace frente a la impotencia o al miedo? ¿Cómo hay que actuar cuando ese gran peso sobre tus hombros vuelve a oprimirte hasta asfixiarte? Dime. De verdad, estoy tan perdida que tengo miedo de encontrarme, sin querer, con mi reflejo en este caos y que me de una bofetada de pesimista realidad. Miedo de estar yendo por el camino incorrecto. Miedo de que no haya respuestas que me valgan. Por favor, háblame. Estoy desesperada. ¿Qué hago? Nadie más quiere ayudarme.
          Demasiadas veces me has dicho que confíe en ti. Pero ¿Cómo confiar en alguien cuando todos te fallan? Quieres que me aferre a mi cruz, que me sujete a mi dolor. Eso suena tan contradictorio... Pero tú lo hiciste por mí, ¿no?. Debería poder confiar en ti pero tengo miedo, ya lo sabes. Sólo espero que tú no me falles...

         

miércoles, 26 de agosto de 2015

Delirios de una mente enamorada

          Hoy podría hablar de la alegría y su júbilo marcado en mis mejillas, o de la tristeza y el enorme vacío punzante que deja en mi pecho, o de la pasión que llena mis venas de entusiasmo, o de la melancolía y su forma tan cruel de dejarme hecha polvo. Hoy podría hablar de muchas cosas que no son tú. Pero a la hora de ponerme delante del papel sólo tu nombre me viene a la mente. Es realmente frustrante querer escribir y sólo poder quererte. Sinceramente, amarte en la distancia es lo más difícil que he hecho.
          Hoy podría escribir sobre un montón de cosas, pero al final todas estarían relacionadas contigo. A veces resulta odiosa la forma en la que consigues meterte en mi cabeza y enmarañarla toda a base de suspiros y tormentas. Me niego a depender de ti para respirar. Sé que no es tu culpa. Como si pudieras pretender robarme el alma con tu verdosa mirada. La culpa es mía por dejar que te quedaras grabado en mi retina.
          Hoy podría escribirte, pero creo que será mejor que deje de intentar plasmar cosas coherentes. Al fin y al cabo, esto sólo son delirios de una mente enamorada.

lunes, 10 de agosto de 2015

Infiernos de fuego

          Oscuridad. Frío. El viento aulla marcando el suave silencio de la noche. La luna apenas está presente, se oculta tras una tela de traslúcido espanto, escondiendo en la penumbra los ojos del asesino, rojos como la sangre, como el fuego. Se oyen ruidos de leves pisadas sobre ramas que se resquebrajan, secas,  bajo sus pies. Los árboles contienen el aliento, queriendo hacerse invisibles, chillando en silencio su leve socorro.
          Chispa. Luz. De repente se siente un efímero calor en el ambiente. Las plantas firman sus testamentos mientas que la sombra humana dicta su sentencia de muerte. De las manos del asesino cae el arma homicida, provocando, en un simple movimiento, el comienzo de la masacre.
          Crujidos. La muerte avanza rápida por la sierra, camuflada en rojas lenguas de fuego, ardientes como los infiernos, arrasando cualquier vestigio de vida. Parece el escenario de una pesadilla. Las raíces de los árboles se vuelven ceniza cuando el fuego las invade por debajo de la tierra. Dante escribió sobre su infierno: "abandonad toda esperanza los que entráis aquí", y viendo tal estampa el cielo respalda sus palabras pues toda esperanza en el ser humano se pierde ante tal alarde de soberbia y egoísmo.
          Todo arde bajo la atenta mirada del que llora por su tierra, apretando los puños para no romperse por dentro de impotencia.

viernes, 7 de agosto de 2015

Hoy no se qué escribirte

          Hoy no sé qué escribir. No sé si será porque acabas de marcharte o porque aún no te has ido. En mi cabeza revolotean mil ideas desenfrenadas, que bajan hasta mi estómago para revolucionarlo cada vez que te ven, y morir en un acto de fe cada vez que te vas.
          Hoy no sé qué escribir. Será porque de nuevo la tristeza se cierne sobre este cuerpo, cada vez que me da por recordar. Será porque la sensación de dolor no desaparece ni un sólo milímetro, ni un sólo segundo, o porque al vacío de mi pecho le da por empaparse con oleadas de melancolía, como si eso no me estuviera costando la vida.
          Hoy... no sé qué escribir. Y es porque quizá no sé plasmar lo que siento. Quizá porque si fuera capaz de hacerlo, desaparecería la carga que me atosiga. Quizá no pueda porque no me siento merecedora de que eso ocurra. Tal vez porque eso volvería a alejarme de mi realidad.
          Hoy sé que hay cosas que no debo escribir. Corro el riesgo de morir ahogada y aún así prefiero el trágico suicidio, lento y doloroso, que tarde o temprano provocará ésta amargura, antes que el llegar a envolverte a ti en esta sucia negrura. Hay tantos fantasmas revoloteando aquí a mi lado, manipulando mi cabeza, cambiando mis pensamientos. Cada cual ha de vivir con sus culpas. Hay cargas más pesadas que otras y ya sé que no se nos dan batallas que no podamos librar, pero a veces es más fácil perder la fe, que culparse a uno mismo... Sé que soy un desastre.
          Hoy no sé qué escribir porque soy plenamente consciente de que tú eres el único que llena de luz los pequeños recovecos que aún quedan vivos de mi miseria. Tú, el único capaz de recoger mis cenizas, de secar mis lágrimas.
          Supongo que ésta es mi forma más descarada de enviar un mensaje de socorro con tu nombre. No sé siquiera si llegarás a verlo, si vendrías a salvarme...
          Hoy, todavía, no sé qué escribirte.

viernes, 17 de julio de 2015

Tormenta

          Hoy hay tormenta. Corro por la calle, perseguida por destellos de luz que llenan el cielo de estruendosos azules eléctricos. La lluvia cae con fuerza. La ropa se ha fusionado con mi piel formando una correosa coraza, incrementando el peso de mi cuerpo y la lentitud de mis pasos. Las calles están vacías pero a su vez llenas de mirones, refugiados en el interior de sus casas, contemplando atónitos el espectáculo celestial.
          Otro fogonazo. Otro trueno resuena en lo alto erizándome la piel. Me encantan las tormentas. Me gusta imaginar que hay una gran batalla en el cielo. Al menos creo que sería la banda sonora más épica para cualquier guerra atroz.
          Es como si el cielo estuviera de luto. Como si llorara desesperado por la muerte de sus hijos. Como si la parca se los hubiera arrebatado. Como si, desesperado y roto por el dolor, gritara impotente. Puede llegar a ser angustioso.
          La tormenta es una representación de un sentimiento puramente humano, a manos de una fuerza terrenal de una magnitud impresionante. O al menos así lo veo yo...
          Llueve tanto que creo que sería más inteligente tirarme al suelo y nadar que seguir caminando cargando el peso del agua sobre mis hombros. Ésta tormenta refleja perfectamente como me siento. Mi tormenta interior también es angustiosa. Levanto los ojos como pidiéndole al cielo piedad. Al instante una refulgencia blanquecina lo recorre entero y su sonido, que corre kilómetros hasta llegar a mis oídos, me sirve de respuesta. Agacho la cabeza y sonrío. Me reconforta saber que el cielo sabe cómo me siento.
         

lunes, 13 de julio de 2015

Pequeñas reflexiones

          La vida no está en esas nebulosas a las que llamáis planes, sino en los detalles que, como la poesía, vuelan delante de nuestros ojos mientras nos esforzamos por ignorar su belleza.

La huida

          Corro. Mis pies, descalzos y veloces, casi vuelan por encima de la suave hierba. Puedo olerla, mojada por el rocío. Zigzagueo entre los frondosos árboles, evitando sus cortantes ramas, con la agilidad propia de un puma. Oigo los pesados pasos de mi persecutor y el estruendoso ruido que hace al chocarse con todo lo que yo voy esquivando. Intento correr más. El viento silva en mis oídos y se cuela entre mi pelo, alborotándolo. Choca contra mis ojos semicerrados provocándome lágrimas que empañan mi visión.
          Llego a una zona pedregosa y mis pies se vuelven resbaladizos. Me invade un dolor que intento ignorar. Hay otras prioridades. Tengo que correr aún más. Noto su gélido aliento en la nuca. Se acerca. Aprieto el paso. He de huir. Intento que mis piernas se muevan más deprisa. Más, más, más. De repente el bosque se termina. Un gran acantilado aparece ante mí. Freno de golpe anteponiendo mi pierna derecha y levantando polvo. El aire me quema en los pulmones y respiro con dificultad. Mi corazón intenta huir de mi pecho con acalorados latidos. Echo una rápida mirada hacia atrás y lo que veo me sirve para tomar mi decisión.
          Tomo carrerilla y corro hasta el borde del acantilado. Salto sin dudarlo ni un momento y extiendo los brazos, recibiendo mi posible muerte, antes de que mi cuerpo se estrelle contra las olas. No me invade el miedo. Algo me da esperanzas. No se si será la brillante luz del sol poniéndose. Noto un crujido en mi espalda, como de cristales molidos o huesos rotos. Mi piel se abre dejando paso a dos brillantes alas negras. El mar se acerca hacia mí a una velocidad vertiginosa. Mis alas, aún entumecidas, se niegan a abrirse. Con algo de esfuerzo y con el agua a pocos metros de mí consigo extenderlas. Las extiendo y mi descenso frena de golpe. El aire las mece suavemente. Consigo alzar el vuelo y me siento al fin libre.

jueves, 9 de julio de 2015

Humo

          Humo. Se escapa entre sus dientes, entre sus labios y lo impregna todo de un sabor a muerte. Con cada calada una puñalada en mi espalda. Cada bocanada de aquel veneno le resta momentos a nuestra vida compartida, por ahora contada en horas, pero que en un futuro se contará en años.
         Negro. Empaña la pared de nuestros pulmones dejándolos secos de vida. Vicio caro en todos los sentidos. Si sólo pudiera pedirle al que limpia nuestros cuerpos del negro de nuestras almas que limpie igual su vida destrozada adrede a base de pequeños ataques... Si sólo pudiera convencerle... En el fondo es su cuerpo, su vida, tan importante para mí y sin importancia al parecer para él. Mis palabras no tienen peso en sus oídos.
          Amarillo. Se queda pegado en la pared de sus dientes, en la piel de sus dedos, como marca permanente de su simple suicidio. El suyo y el de mucha gente ingenua como él. Cree que eso es decidir sobre su vida y en el fondo ¿Qué le aporta? Empaña mis besos con sabor a ceniza, mis recuerdos a su lado con olor a humo...
          Todo esto puede sonar exagerado. Muchas de las cosas que escribo pueden no suceder pero mirándote a los ojos te pregunto ¿Y si un día te veo morir a causa del veneno que tú mismo te tomas? Si la muerte te lleva por ese motivo no podré evitar sentirme culpable, así que perdona mis palabras exageradas hoy si el día de mañana me libran de perderte prematuramente.
         

miércoles, 8 de julio de 2015

Sensaciones

          Me gusta congelar momentos. No entiendo a ese tipo de gente que necesita estar continuamente inmerso en una conversación, normalmente trivial. A mi me encanta detener el tiempo un momento. Disfrutar de pequeñas sensaciones que escapan a la percepción de un mundo siempre con prisa. Hay veces que necesito quedarme en silencio, necesito contemplar detalles que de otra manera me perdería, necesito detener mi mundo un instante. Acariciar la hierba y sentirla suave bajo mis dedos, sentir el movimiento de una ráfaga de aire sobre la piel, disfrutar de un beso lento... Detener un instante no cuesta nada, basta con salir de uno mismo, con relajarse y fijarse en lo que te rodea, en lo que sucede que no tiene que ver contigo pero que está ahí. Busco sensaciones, es algo que no puedo evitar. Busco pensar por mi misma, analizar, ver, comprender... sentir en definitiva.

martes, 7 de julio de 2015

Frío

          Frío. Es bastante incómodo sentir este frío. Incómodo a lo mejor no es la palabra que busco. Es... intenso, melancólico, abrasador. Mis manos rojas acarician la nieve suave. El hielo se introduce por todos los poros de mi piel al contacto con la misma. Un tintineo me viene a la cabeza en forma de recuerdo. Antes la nieve, el frío y esas cosas no me gustaban, quizá porque llevaba demasiado tiempo en mi invierno interior, pero por primera vez podía apreciar las sensaciones tan arrebatadoras que producen. Muevo la mano mientras sigo acariciando la nieve y nuestros dedos se rozan. Los suyos escalan por mi mano, mi brazo, mi mejilla. Él ha logrado que me guste la nieve. Me sonrojo y levanto la mirada. Sus ojos verdes me observaban de antes. No se cuando tiempo llevamos aquí sentados en la nieve. Levanto mi mano y le acaricio la cara. Él reacciona al frío de mi piel pero no se aparta, sólo cierra los ojos levemente y sonríe. Me encanta que sonría. Se acerca a mi cara y me besa suavemente los labios. Tiene la nariz fría en contraste con sus labios que arden. Sostiene mis manos entre las suyas. Sólo él podía conseguir que me gustara la nieve.     

lunes, 6 de julio de 2015

La Guerra de los Pájaros

          Me despierto empapada en sudor. Habré dormido apenas 4 horas pero doy gracias por cada minuto de ellas. Me encuentro entumecida y tengo los labios secos. No recuerdo nada de lo que he soñado. La luz entra a través de la persiana medio bajada y crea un juego de luces y sombras rectangulares que se proyectan en la pared. Miro a mi alrededor y todo sigue igual que ayer. Siento un escalofrío cuando una pequeña brisa invade la habitación. Oigo los pájaros cantando fuera y deseo con toda mi alma que se callen. El dolor de cabeza me palpita en las sienes. Cierro un momento los ojos hasta que el dolor mengua un poco y después me levanto, despacio, evitando el mareo. Esto de estar enferma es horrible. Voy dando tumbos al salón deseando que haga menos calor que  en mi cuarto. Me derrumbo sobre el sofá. Ésta sensación de frío en el cuerpo y calor en las mejillas me mata. La ventana abierta de par en par va a dar a un parque donde el ruido de los pájaros es más fuerte. Hago otro esfuerzo por levantarme y la cierro. Aún así los oigo. Pongo los ojos en blanco y de nuevo me arrastro pesarosa hasta el sofá. No tardo en volver a quedarme dormida y como de costumbre tengo uno de los sueños más irreales y locos que se puedan imaginar:
          Soy espectadora de una gran batalla librada sobre los árboles. Veo un pequeño pájaro posado en una rama de espaldas a mi. Se mueve inquieto, nervioso. Se gira. No puede tener una pinta más graciosa y temible a la vez. Lleva una cinta negra alrededor de su pequeña cabecita. Debajo de sus ojos dos líneas negras horizontales. Sobre su pecho una pequeña ametralladora. Me mira y asiente como diciendo "empieza el juego" y al instante salta de la rama y echa a volar. Le veo elevarse directo a la batalla. Lleva su arma cargada y no duda en empezar a disparar a su enemigo. Me llevo una sorpresa al darme cuenta del sonido que su arma produce al ser disparada. Lo que siempre he pensado que eran sus vocecitas chillonas piando de un lado para otro resultan ser atroces disparos. Disparos que hieren y matan de verdad. Estaba en medio de la guerra de los pájaros. Una guerra por la supervivencia. En ese momento cientos de pájaros de distintos tipos entraron en escena. Muchos caían fulminados al suelo. Otros luchaban totalmente mudos, dejando hablar a sus armas. El pajarillo que me había guiado hasta aquel atroz espectáculo se movía con agilidad, disparaba con precisión. Yo contemplaba con horror aquella masacre. No entendía nada. De repente un ruido fuerte y seco cruzó el cielo. Unas garras se asomaron  de repente mientras mi pequeño gorrión no podía escapar de su momentánea prisión entre ellas. Un águila, eso acababa de pasar, un águila había secuestrado a mi pequeño guerrero. Le vi luchar con todas sus fuerzas por liberarse pero fue inútil. Grite como si eso fuera a servir de algo y el tiempo se detuvo un instante. Los disparos cesaron llegando a mi un silencio atronador. El águila subió y subió en vuelo hacia el cielo y cuando creyó estar lo suficientemente alta comenzó a bajar en picado hacia mi. Estaba cada vez mas cerca con sus enormes alas pegadas a los costados y su amenazador pico alzado contra mi. Se acercaba a más y más velocidad cada vez. Yo no podía moverme aún sabiendo que estaba en peligro. Cuando el enorme animal estuvo a dos metros de mi abrió las alas y puso las garras por delante. Paró en seco a dos centímetros de mi cara soltando un fuerte grito.
          Me despierto de nuevo sobresaltada, con el corazón en la garganta y el pulso a mil. Ha sido un sueño de lo más raro. Decido que ya he dormido suficiente por hoy. Miro por la ventana y un pequeño gorrión está apoyado en el alféizar. Me mira con expresión desafiante. Después alza el vuelo y se pierde entre los árboles.

sábado, 4 de julio de 2015

Finalidad de mi blog

          Últimamente tengo sueños a los que creo poder sacar provecho. Escribir esas ideas, esas imágenes que apenas recuerdo unos momentos, pero que me dejan sensaciones que quiero poder transmitir aquí. Mis entradas, espero que sean esas historias que mi mente quiera crear. Espero que quién quiera pasarse por aquí a leer estas cosillas, se divierta o al menos pueda llegar comprender lo que yo siento. También espero que quien lea esto no llegue a conocerme mejor de lo que me conozco a mi misma, aunque si así es espero no asustaros.

miércoles, 1 de julio de 2015

Entre musas inmarcesibles

          Las musas revolotean a mi alrededor. Son caprichosas, no dejan que las toque. Llenan mi cabeza de ideas brutales, de vidas pasadas y de romances perdidos. Son precursoras de historias inmarcesibles a lo largo de los tiempos. Hablan de artes, de miedos, de juegos vitales... Son crueles y dulces como la vida. Culpables de las obras más bellas de la mano de las más grandes mentes capaces de transmitir sensaciones inimaginables. Las musas llenan la vida de significados sin sentido. Son absurdas representaciones del carácter humano que huye de la maldad inherente en el hombre.

          Las musas....en fin.