miércoles, 26 de agosto de 2015

Delirios de una mente enamorada

          Hoy podría hablar de la alegría y su júbilo marcado en mis mejillas, o de la tristeza y el enorme vacío punzante que deja en mi pecho, o de la pasión que llena mis venas de entusiasmo, o de la melancolía y su forma tan cruel de dejarme hecha polvo. Hoy podría hablar de muchas cosas que no son tú. Pero a la hora de ponerme delante del papel sólo tu nombre me viene a la mente. Es realmente frustrante querer escribir y sólo poder quererte. Sinceramente, amarte en la distancia es lo más difícil que he hecho.
          Hoy podría escribir sobre un montón de cosas, pero al final todas estarían relacionadas contigo. A veces resulta odiosa la forma en la que consigues meterte en mi cabeza y enmarañarla toda a base de suspiros y tormentas. Me niego a depender de ti para respirar. Sé que no es tu culpa. Como si pudieras pretender robarme el alma con tu verdosa mirada. La culpa es mía por dejar que te quedaras grabado en mi retina.
          Hoy podría escribirte, pero creo que será mejor que deje de intentar plasmar cosas coherentes. Al fin y al cabo, esto sólo son delirios de una mente enamorada.

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